Me encontraba sacando el polvo de algunas cosas de torear como siempre lo hago, para sentir en las manos la suavidad del capote y otras cosas, soñando con los ojos abiertos de algunas tardes en los ruedos, cuando el timbre del teléfono me hizo volver a la realidad... y qué realidad!!, la mas ingrata, la mas triste. Era para comunicarme, que había muerto mi torero, mi maestro y mi gran amigo. Mi torero de verdad como le decía.
Se me heló el alma, se me crispó el espiritu y en el fondo de mi ser siento un dolor profundo, por haber perdido al mejor de mis amigos, al torero sincero que encaraba defrente las cosas como tambien estaba encarando las dolencias que le aquejaban.
Partió plaza por delante a ese paseillo sin retorno. Nos queda si puede ser consuelo el haber estado con él después del accidente que tuvo, que al final, fue la causa de su fin.
Adios Paco, Adios torero grande, quedó incompleta nuestra charla que talvez lo continuamos pronto.
Ojalá Dios dé consuelo en la acongojada alma de su esposa: la señora Ivonne Avant, de sus hijos: Pepe, Teresita, Martín, Patricia y el matador de toros Paco Céspedes a quienes van mis sentidas condolencias.
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